Turín, Arte y Cultura en la ciudad barroca del Piamonte

 Turín,  Arte y Cultura en la ciudad barroca del Piamonte

Turín Palacio Real

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Las Residencias Reales de los Saboya en Turín ofrecen una magnífica muestra de la arquitectura monumental europea de los siglos XVII y XVIII. Estas joyas arquitectónicas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997, reflejando su valor histórico y artístico inestimable.

Turín, por sí misma, es una ciudad repleta de encantos. Después de superar el gris de su pasado industrial y haberse destacado como sede olímpica en 2006, Turín ha evolucionado hacia una ciudad vibrante y moderna que ofrece al visitante instalaciones vanguardistas, sin perder su esencia histórica. Hoy en día, es reconocida como una de las ciudades barrocas mejor conservadas de Europa, combinando majestuosidad y modernidad de manera única.

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Como epicentro del poder de la dinastía de los Saboya, Turín comenzó a expandirse bajo su influencia desde 1248. Sin embargo, fue en 1575 cuando Manuel Filiberto se estableció en Turín y la proclamó como la nueva capital de sus dominios, dando inicio a los denominados siglos de oro que se extendieron hasta 1831, cuando comenzó una nueva era para Italia con el «Risorgimento» o reunificación.

Para descubrir el legado de la casa de los Saboya, se debe iniciar un recorrido por el centro de Turín. Desde la imponente Palazzo Reale, residencia oficial de los reyes de Italia, hasta el fascinante Palazzo Madama, cada edificación narra la historia de poder y esplendor de esta dinastía. No puedes dejar de visitar la Basilica di Superga, ubicada en una colina con vistas espectaculares de la ciudad y que guarda los restos de numerosos miembros de la familia real.

Además, Turín es famosa por su vibrante vida cultural y gastronómica. Pasear por la Piazza Castello y disfrutar de un café en alguno de sus históricos cafés, como el Caffè Mulassano, es una experiencia que te transporta al corazón de la elegancia piamontesa. No te pierdas el Museo Egipcio, considerado el segundo más importante del mundo en su categoría, o la emblemática Mole Antonelliana, que además de ser el símbolo de la ciudad, alberga el Museo Nacional del Cine.

Para los amantes de los automóviles, Turín es también la cuna de la Fiat y hogar del Museo Nazionale dell’Automobile, que ofrece una fascinante mirada a la historia del automovilismo. Sin duda, Turín es una ciudad que no solo invita a explorar su rico pasado, sino también a disfrutar de su dinámico presente y a descubrir una metrópoli que sigue reinventándose con cada paso.

Los Palacios del Poder

Nos ubicamos en lo que podríamos considerar el centro de la capital del Piamonte, la Piazza Castello. A nuestra derecha se encuentra el Palazzo Madama. Aunque sus orígenes fueron el antiguo castrum romano y que puede apreciarse en su base, pasó a ser un castillo medieval con sendos baluartes hasta que adquirió el actual esplendor barroco, muestra de ello es la magnífica escalinata interior obra del maestro Juvarra. Su nombre “Palazzo Madama” es fruto de haber sido la residencia de la Señoras Reales Cristina de Francia y en especial de María Juana Bautista de Saboya –Nemurs. En la misma plaza se encuentran también la Armería Real y la Biblioteca Real.

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La Iglesia de San Lorenzo, edificio de planta octogonal, obra del maestro de Módena Guarino Guarini, que, a raíz de tan impresionante obra, fue llamado a la corte de Turín como arquitecto de la Corte Ducal. Desde el centro de plaza el mayor y más imponente edificio que atrae nuestra mirada es el Palazzo Reale, auténtico símbolo del poder, eje central de la Corte y el poder político. La presencia de la dinastía de los Saboya en el palacio se remonta al Duque Manuel Filiberto desde 1563 hasta Humberto II, a quien se debe la actual distribución, realizada en 1920.

 

La Devoción

Numerosos son los testimonios de la devoción religiosa de la Casa Saboya.

La Basílica Superga es un claro ejemplo de ello, obra del abad Filippo Juvarra, arquitecto de la Casa Saboya, el cual modificó la imagen arquitectónica de Turín, con esta obra maestra. Fruto de un voto realizado por el Duque Víctor Amadeo II, durante el sitio franco-español de 1706. En está colina prometió que, en caso de victoria, haría edificar este monumento votivo. La iglesia alberga en sus subterráneos los sepulcros de la dinastía Saboya.

La Reggia di Venaria es una de las mas grandes y espectaculares residencias reales, construida por Carlos Manuel II, que eligió la Venaria como residencia de caza. Su eje central, y el salón más espectacular, es el Salón Diana, donde la luz juega un importante papel con el mosaico en blanco y negro de la altura de la sala, los altos ventanales y el decorado de los estucos, realmente fascinante. Este palacio también fue obra del prestigioso arquitecto Juvarra, que aquí culmino sus obras maestras como la Galería Grande, la Capilla de San Huberto, y el complejo constituido por la Escudería Grande y la Citroneria, que es un jardín botánico, vivero de arboles cítricos.

Desde cualquier punto de Turín la Mole Antonelliana será tu punto de referencia. Esta colosal obra se alza sobre la ciudad con sus 167,5 metros de altura.

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Destinada a ser la sinagoga de la ciudad, fue la comunidad judía quien impulsó su construcción en el año 1862, encargando la obra al arquitecto Alessandro Antonelli. Por falta de recursos económicos fue cedida al Ayuntamiento finalizándose su construcción en 1889, un año después de la muerte de su creador.

Siendo la capital del Piamonte la cuna de la industria cinematográfica, se inauguró en 1941 un Museo del Cine, gracias al mecenazgo de la historiadora y coleccionista María Adriana Prolo que obtuvo el permiso del Ayuntamiento para exponer parte de su colección en la Mole. Actualmente está considerado como único en Italia y uno de los más importantes del mundo. En él se encuentran colecciones dedicadas a la historia del cine.

El chocolate en Turín, más que una delicia es una institución. El origen de dicha afición por el cacao se sitúa sobre 1806, momento en que la región Piamontesa sufría las consecuencias de las dificultades para poder importarlo debido a las convulsiones originadas por la guerra que Napoleón estaba librando contra los austriacos. Fue entonces cuando los pasteleros locales optaron por añadir al chocolate que, por aquel entonces se tomaba líquido, una importante proporción de pasta de avellana. Con el tiempo la pasta fue mejorándose haciendo la mezcla mucho más deliciosa, actualmente uno de los chocolates más populares, el Gianduiotto, que es un bombón de forma triangular, alargado y relleno de la crema de gianduja.

Retomamos nuestro paseo hacia la Vía Lagrange que nos conducirá hasta la Via Accademia delle Scienzie. Cabe destacar que nos encontramos en el centro histórico de la ciudad y que en él se erigen los edificios más emblemáticos de estilo barroco como el Collegio dei Nobili. Su interior alberga el Museo Egipcio, considerado la segunda colección más importante del mundo, después de la de El Cairo. Fundado en 1824 por Bernardino Droveti que, al servicio de Napoleón, viajó a Egipto para aportar una importante colección a las que ya habían reunidas en la universidad de Turín. En él se encuentran valiosísimos elementos de la historia de Egipto, desde el paleolítico hasta el periodo copto. Es un excepcional patrimonio que cuenta en su haber con más de 33.000 piezas, de las que actualmente se exponen 6.500, algunas de ella únicas.

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El Lingotto, barrio periférico e industrial de la ciudad, albergaba la factoría de FIAT. En 1982 se cerró el centro de producción, y después de una remodelación que llevó a termino Renzo Piano, se convertiría en un complejo que alberga cines, salas de exposiciones, salas de concierto y un hotel. Este edificio cuenta con una de las pinacotecas mas importantes de Turín, compuesta por un conjunto de relevantes obras de arte de la colección privada de Gianni y Marella Agnelli, entre ellas destacan obras de Matisse, Picasso y Modigliani, así como de pintores venecianos del siglo XVII como Canaletto, esculturas de Antonio Canova y obras de Manet y Renoir.

Si hablamos de vermouth, en Pessione di Cheri se levanta la sede histórica de Martini & Rosi que está situada a unos cinco kilómetros a las afueras de Turín. Allí el Museo Martini posee el legado histórico y cultural de la producción vinícola del Piamonte que se remonta a tiempos de los primeros asentamientos productores vinícolas de la región.

 

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